En el Internet de las cosas (Internet of Things, IoT), elementos, objetos o "cosas" inteligentes se comunican entre sí a través de una red digital universal.
Los ordenadores como equipos individuales ceden paulatinamente su sitio a "objetos inteligentes". Están conectadas a Internet para poder comunicarse independientemente y ejecutar diferentes tareas y quitar trabajo al propietario.
El que hoy los objetos puedan identificarse ya de forma autónoma y tengan un cierto grado de autocontrol es mérito sobre todo de la tecnología de localización inteligente Radio Frequency Identification (RFID). Los objetos tienen grabada información específica sobre el proceso que han de seguir. De este modo, los propios productos informan a la instalación de flujo de material y de producción sobre los siguientes pasos. La intervención humana ya no es necesaria.